Marco Antonio Melgarejo Hernández
Licenciado En Nutrición
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
Departamento de Endocrinología y Metabolismo, Clínica de lípidos
Doctora Paloma Almeda Valdés
Médico Internista, Endocrinóloga y Diabetóloga
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirá, Adscrita al Departamento de Endocrinología y Metabolismo.
Desde el año 1300 – 1500 A.D., se ha descrito el consumo de café, ganando terreno como una de las bebidas de mayor consumo a través del mundo.
El estudio del café y las enfermedades cardiovasculares (ECV) no es tema nuevo, muchos investigadores han encontrado resultados contradictorios, sin embargo los resultados de estos estudios no han demostrado a la fecha que su consumo sea inseguro y por el contrario la evidencia científica apunta a que el café o algunos de sus componentes (antioxidantes) pueden tener efectos benéficos para la salud.
Sugiyama y colaboradores realizaron un estudio en mujeres japonesas (19,455 participantes) de 40-64 años de edad sin historia previa de ECV, seguidas durante 10.3 años, los investigadores clasificaron el consumo de café en:
- Nunca / casi nunca
- < 2 tazas / día
- 2 a 4 tazas / día
- > a 4 tazas / día
Los resultados del riesgo relativo (RR) para muerte por ECV y el consumo de café fue inverso (protector) los sujetos que consumen esta bebida de forma ocasional tuvieron 1.8 veces menos riesgo, de 1 a 2 tazas al día 2 veces menos riesgo y los que tomaban igual o mayor a tres tazas al día 2.2 veces menos de riesgo de morir por esta causa comparados con aquellos que no consumían café.
A pesar de no tener información científica contundente sobre la relación del consumo de café y el aumento en la incidencia general de ECV o infarto agudo al miocardio (IAM), muchos especialistas de la salud limitan o eliminan de la dieta habitual de sus pacientes el consumo de esta bebida.
Los resultados del estudio GISSI, que analizo los hábitos alimentarios de 11,231 pacientes (9,584 hombres y 1,647 mujeres) que habían sufrido un IAM en forma reciente (< 3 meses) y seguidos por 3.5 años en promedio y clasificados acorde al consumo de café:
La variable principal a medir fue la incidencia acumulativa de eventos cardiovasculares (mortalidad por ECV, infarto a miocardio e ictus no fatal) el RR de eventos cardiovasculares en las diferentes categorías de consumo de café después de ajustar para diferentes variables confusoras los sujetos que no tomaban y los que consumían menos de dos tazas, el RR de 1, es decir, sin riesgo protección con el no consumir o consumir poco café al día, pero en los que consumían de 2 a 4 tazas y aquellos que tomaban > a 4 tazas al día, el RR fue menor a 1; por lo tanto se habla de un efecto protector, es decir, en estas ultimas dos categorías de consumo los sujetos tenían entre 1 y 1.1 menos veces de morir por estos eventos comparados con los que no bebían café o aquellos que tomaban menos de dos tazas al día, sin encontrar asociación entre el consumo de café y el aumento de eventos cardiovasculares en sujetos que había sufrido un IAM previamente.
Una revisión actual que suma la evidencia epideiologica del consumo del café y sus efectos sobre la presión arterial (PA) y el riesgo de hipertensión arterial (HTA), concluye que los resultados de estudios transversales tienen una asociación en forma de U con el consumo habitual de café y la presión arterial en diferentes poblaciones, es decir, tanto aquellos que no lo consumen o aquellos que toman cantidades elevadas tienen mayor riesgo comparado con los que tiene un consumo moderado de 4 tazas, los estudios de seguimiento sugieren un efecto protector contra hipertensión con el consumo promedio de 4 tazas, principalmente en mujeres.
En ensayos controlados aleatorios, en su mayoría de corta duración (1 a 12 semanas), se ha demostrado que el consumo de café en más de 5 tazas al día causan una pequeña elevación de la PA (2/1 mmHg) en comparación con los que no lo consumen o con los que lo toman descafeinado, sin embargo hay muchas sustancias (polifenoles, potasio, etc.) en el café que pueden ser benéficas a la salud cardiovascular y la mayoría de las investigaciones se centran en la cafeína. Aún así, es el estilo de vida en su conjunto lo que puede aumentar o disminuir el riesgo de estos padecimientos y aunque la evidencia entre la asociación del consumo de café y la HTA no es clara aún, los resultados actuales sugieren que el consumo regular de café no aumenta el riesgo de presentar HTA y para los que ya la presentan, el café descafeinado puede ser una buena alternativa.
Por lo tanto nos podemos preguntar ¿Existe suficiente información que justifique el cese del consumo habitual de café por aumento del riesgo de ECV, IAM, muerte súbita y HTA? La respuesta es no, ya que el café contiene sustancias probadas (antioxidantes) con efectos benéficos para la salud y otras como la cafeína que siguen siendo controversia en múltiples investigaciones en cuanto a su riesgo / beneficio.
Sin embargo, el consumo de café no parece que tenga un efecto en el aumento de la incidencia de los padecimientos de la pregunta anterior y, por el contrario, el consumo de 2 a 4 tazas de café al día parece tener efectos benéficos a la salud cardiovascular, por lo que evitar su consumo de forma tajante no parece algo razonable, de acuerdo con la información científica con la que contamos actualmente.
Bibliografía:
- A. Wolf, G. A. Bray and B. M. Popkin. (2008). A short history of beverages and how our body treats them. Obesity reviews, 9, 151-164.
- Sugiyama K, Kuriyama S, Akhter M, Kakizaki M, Nakaya N, et al. (2010). Coffe concumption and mortality due to all causes, cardiovascular disease, and cancer in Japanese women. The Journal of Nutrition, 140(5): 1007-13.
- Silletta MG, Marfisi R, Levantesi G, Boccanelli A, Chieffo C, Cranzosi M, et al. (2007). GISSI-PrevenzioneInvestigators. Circulation 116:2944-51.
- Geleijnse JM. (2008). Habitual coffee consumption and blood pressure: and epidemiological perspective. Vascular health and risk management, 4(5):963-70